Creemos que las Sagradas Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento son la Palabra de Dios verbalmente inspirada, la autoridad
final para fe y vida, sin error en los escritos originales, e infalible. II Tim. 3:16-17; II Pe. 1:20-21; Mat 5:18; Jn. 16:12-13.
La Deidad.
Creemos en un Dios Trino, existente eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo- co-eternos en su ser, co-ídenticos en naturaleza, co-iguales en poder y gloria, y teniendo los mismos atributos y perfecciones. Deut. 6:4;
II Cor 13:14.
La Persona y Obra de Cristo.
( 1 ) Creemos que el Señor Jesucristo, el Eterno Hijo de Dios, vino a ser Hombre sin dejar de ser Dios, habiendo sido concebido por
el Espíritu Santo, y nació de la virgen María, para que pudiera revelar a Dios
y redimir a los pecadores. Jn. 1:1-2 Jn. 1:14; Lc 1:35.
( 2 ) Creemos que el Señor Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio de su muerte en la cruz como un representativo vicario y sustitutivo sacrificio;
y que nuestra justificación es asegurada por su resurrección física y literal de entre los muertos. Rom. 3:24-25; I Pe. 2:24; Ef. 1:7; I Pe 1:3-5.
( 3 ) Creemos que el Señor Jesucristo ascendió al cielo, y es ahora exaltado a la diestra del Padre, donde, como nuestro Sumo Sacerdote, El cumple el ministerio
de Representante, Intercesor y Abogado. Hch. 1:9; Heb. 9:4; Rom. 8:34; I Jn. 2:1-2.
La persona y obra del Espíritu Santo.
( 1 ) Creemos que el Espíritu Santo es una persona que convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio; y que es el agente
sobrenatural en la regeneración, bautizando a todos los creyentes en el Cuerpo de Cristo, morando en ellos y sell´ndolos para el día de la redención. Jn. 16:8-11; II Cor. 3:6; I Cor. 12:12-14; Rom. 8:9; Ef. 1:13-14.
( 2 ) Creemos que El es el divino Maestro que guía a los creyentes hacia toda verdad; y, que es el privilegio y deber de todos los salvos de ser llenos con el
Espíritu. Jn. 16:13; I Jn. 2:20,27; Ef 5:18.
La depravación total del hombre.
Creemos que el hombre fue creado a la imágen y semejanza de Dios, pero que en el pecado de Adán la raza cayó, heredó
una naturaleza pecaminosa, y llegó a separarse de Dios; y que el hombre, fuera de Cristo está totalmente depravado y es incapaz por si mismo de remediar su
condición perdida. Gen 1:26-27; Rom 3:22-23; 5:12;
Efe 2:1-3:12.
La Salvación.
Creemos que la salvación es el regalo de Dios traído al hombre y recibido por fe personal en el Señor Jesucristo, cuya preciosa sangre fue derramada en la cruz
para el perdón de nuestros pecados. Ef. 2:8-10; Jn. 1:12; I Pe 1:18-19.
La eterna seguridad de los creyentes.
( 1 ) Creemos que todos los redimidos, una vez salvados, son guardados por el poder de Dios y de esta manera asegurados en Cristo
para siempre.
Jn. 6:37-40; 10:27-30; Rom. 8:1,38-39; I Cor. 1:4-8; I Pe 1:5.
( 2 ) Creemos que es el privilegio de los creyentes regocijarce en la seguridad de su salvación por medio del testimonio de la palabra de Dios;
la cual, sin embargo, claramente prohíbe el uso de la libertad cristiana como una ocasión para la carne. Rom 13:13-14; Gal. 5:13; Tit. 2:11-15.
Las dos naturalezas del creyente.
Creemos que toda persona salva posee dos naturalezas, con provisión hecha para la victoria de la nueva naturaleza sobre la vieja naturaleza por medio del
poder del Espíritu Santo que habita en él; y, que todas las demandas para la erradicación de la vieja naturaleza en esta vida son inescriturales.
Rom. 6:13; Rom. 8:12-13; Gal. 5:16-25; Ef. 4:22-24; Col.3:10; I Pe. 1:14-16; I Jn. 3:5-9.
Separación.
Creemos que toda persona salva debería vivir de tal manera que no traiga deshonra al Señor y Salvador, y que
la separación de toda apostasía religiosa, de toda práctica, asociación y placeres mundanos y pecaminosos es mandada por Dios. II Tim.3:1-5; Rom. 12:1-2; 14:13; I Jn. 2:15-17; II Jn. 9:11; II Cor. 6:14-7:1.
Misiones.
Creemos que es el solemne deber de los salvos el testificar por vida y por palabra las verdades de las Santas Escrituras y buscar
la proclamación del evangelio a toda la Humanidad. Mr. 16:15; Hch. 1:8; II Cor. 5:19-20.
El ministerio y los dones espirituales.
( 1 ) Creemos que Dios es soberano en la impartición de todos sus dones de evangelistas, pastores y maestros, suficiente
para el perfeccionamiento de los santos en estos días; y, que el hablar en lenguas y el hacer milagros gradualmente cesaron cuando las Escrituras del Nuevo Testamento fueron completadas
y su autoridad llegó a ser establecida. I Cor. 12:4-11; II Cor. 12:12; Ef. 4-12.
( 2 ) Creemos que Dios escucha y responde la oración de fe, de acuerdo con su voluntad, por los enfermos y afligidos. Jn. 15:7; I Jn 5:14-15.
La Iglesia.
( 1 ) Creemos que la Iglesia la cual es el Cuerpo y la Esposa de Cristo, es un
organismo espiritual compuesto de todos los nacidos de nuevo de la época presente. Ef. 1:22-23; 5:25-27; I Cor. 12:12-14; II Cor. 11:2
( 2 ) Creemos que el establecimiento y continuación de las iglesias locales es
claramente enseñado y definido en las Escrituras del Nuevo Testamento. Hch. 14:27; 20:17; 28:28-31; I Tim. 3:1-13; Ti. 1:5-11
Dispensacionalismo.
Creemos en el punto de vista dispensacional de interpretación de la Biblia. Sin embargo, rechazamos la enseñanza extremista conocida como
"Hiper-Dispensacionalismo", dado que esa enseñanza se opone a la Santa Cena o al Bautismo en agua como un medio escritural de testimonio para la iglesia
de este tiempo. Mat. 28:19-20; Hch. 2:41-42; 18:8; I Cor. 11:23-26.
La personalidad de Satanás.
Creemos que Satanás es una persona, el autor del pecado y la causa de la caída del hombre; que es el enemigo abierto y declarado de Dios y del hombre;
y que será eternamente castigado en el lago de fuego. Job 1:6-7; Is. 14:12-17; 25:41; Ap. 20:10.
La segunda venida de Cristo.
Creemos en la "Bienaventurada Esperanza", la personal, inminente, pre-tribulación y pre-milenial venida del Señor Jesucristo por sus redimidos;
y en su subsecuente regreso a la tierra con sus santos a establecer su Reino Milenial. I Tes. 4:13-18; Zac. 14:4-11; Apo. 19:11-16; 20:1-6; 3:10; I Tes. 1:10; 5:9.
El Estado Eterno.
( 1 ) Creemos en la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos para vida eterna, y los no salvos para juicio
y castigo eterno. Mt. 25:46;
Jn. 5:28-29; 11:25-26; Ap. 20:5-6; 12-13.
( 2 ) Creemos que las almas de los redimidos están, al morir, ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, donde en conciente felicidad esperan la primera
resurrección, cuando el espíritu y el alma serán reunidos en un nuevo cuerpo para ser glorificado para siempre con el Señor.
Lc. 23:43; Ap. 20:4-6; II Cor. 5:8; Fil. 1:23; I Tes. 4:16-17.
( 3 ) Creemos que las almas de los incrédulos permanecen, después de morir, en consciente miseria hasta la segunda resurrección, cuando con alma y cuerpo
reunidos aparecerán ante el Gran Trono Blanco del Juicio, y serán echados en el lago de fuego, no para ser aniquilados, sino para sufrir eternamente consciente castigo debido a su rechazo del Hijo de Dios como su Salvador. Lc. 16:19-26; Mt. 25:41-46; II Tes. 1:7-9; Judas 6:7; Mr. 9:43-48; Ap. 20:11-15.
.